Mujeres Habitadas que me inspiran

Las monjas de la abadía de Boulaur

 

Me encanta la idea de vivir en comunidad, trabajar en equipo con otras mujeres y personas del entorno, labrar la tierra, hacer quesos, cuidar de los animales... incluso alguna vez en la vida me he planteado eso de ser monja. No por despecho hacia los hombres, sino por la idílica idea de que todo es más fácil en una vida previsible, y de servicio al prójimo. Lo que pasa es que hacerme monja cristiana, que requiere votos de castidad, la verdad, no me veo. Me gustan demasiado los placeres que el cuerpo me otorga. En esta vida, no quiero ni privarme de ellos, ni sentirme culpable por desearlos... así que me quedo como estoy. 😉

Lo que me inspira de estas monjas es su conciencia en el cuidado de la tierra y en la red social y cultural que han creado con los habitantes de su entorno. Me encantará hacerles una visita algún día. Te comparto algunos extractos de la noticia que ha salido en El País sobre estas monjas que me ha encantado:

 

En la abadía de Boulaur (en el sur de Francia), acoge una treintena de monjas cistercienses muy marchosas que “oran y laboran” la tierra por un lado, y la Biblia por el otro, además de acoger huéspedes en su hostelería, todo según la orden de San Benito. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol. Lo curioso de su historia es que esta comunidad ha decidido apuntarse a lo último en cultivo de la tierra, que resulta ser, a fin de cuentas, lo que siempre se había hecho pero que se había abandonado por culpa de la supuesta modernización y del uso intensivo de productos tóxicos. Y lo hace utilizando todos los recursos del siglo XXI. Incluso cuenta con un perfil de Instagram.

 

A principios de año lanzaron el ambicioso proyecto Grange 21 (Granja 21, en español) que tiene por objetivo crear una explotación agrícola que sea microgranja ecológica diversificada siguiendo los principios de la permacultura. Quieren multiplicar por cuatro o incluso por cinco cada uno de sus cultivos. En sus propias palabras ellas consideran que lanzan “una start-up del siglo XII adaptada al siglo XXI”.

 

Además quieren contratar a empresas locales para llevar a cabo sus proyectos y también quieren abrir a la población en general la posibilidad de participar en alguno de los trabajos que se llevarán a cabo en la abadía. Por ejemplo, esperan contar con manos voluntarias para fabricar los ladrillos de tierra cocida que servirán para la construcción de dos nuevos edificios. El nuevo establo servirá como centro pedagógico, donde enseñar a los niños la vida y el cuidado de los animales de granja. La biblioteca y una sala de conferencias tendrán por vocación abrirse a la sociedad del entorno y favorecer la cultura.

 

En este sentido las monjas de Boulaur han detectado que la sociedad francesa apuesta por los productos bio, de calidad, y de circuito corto y quieren dar respuesta a esta demanda social. Y aspiran también a participar en la “reconstrucción de la sociedad permitiendo reunir en su dominio a las generaciones, reconciliar el campo y la ciudad, ocuparse de la tierra y también de las personas”, según cuentan en su vídeo de presentación.

 

Pero hay mucho más. La comunidad de Boulaur aspira a múltiples y grandes cosas sobre el terreno, como construcciones arquitectónicas respetuosas con el medio ambiente donde alojar a sus visitantes. También han previsto otras obras que permitan ampliar el espacio donde confeccionar sus quesos, patés, harinas y confituras. Todo local y bio. Así como la modernización y la ampliación de la producción agrícola y de la granja de animales, vacas y cerdos, para ser más exactos.

 

En este vídeo de 3 minutos, podrás verlas en acción, además de la belleza del entorno en el que viven, y la variedad de cosas en las que laboran. Está en francés, pero es tan bello verlo... ¡que lo disfrutes! 😀

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